Revisando la página de la RAE, se observa un arduo trabajo por sistematizar y digitalizar su información. Mantienen una cuenta Twitter de consulta muy activa que nos permite terminar con las dudas rápidamente.
Siempre es bueno darle una revisada a las principales novedades establecidas en la ortografía de la lengua española:
Se excluyen definitivamente del abecedario los signos ch y ll, ya que no son letras, sino dígrafos.
La Ortografía (2010) recomienda un solo nombre para cada letra, aunque algunas de ellas tengan nombres diversos según las zonas.
En español, la q solo se emplea como parte del dígrafo qu para representar el fonema /k/ ante las vocales e, i (queso [késo], quién [kién]). No debe usarse como grafema independiente.
Voces como guion, truhan, fie o liais son monosílabos desde el punto de vista ortográfico y, por ello, deben escribirse sin tilde.
Se recomienda escribir siempre sin tilde el adverbio solo y los pronombres demostrativos, incluso en casos de posible ambigüedad.
La conjunción o es un monosílabo átono y, por tanto, debe escribirse siempre sin tilde, aparezca entre palabras, cifras o signos.
Por primera vez se ofrecen en la ortografía académica normas explícitas sobre la escritura de las voces o expresiones prefijadas.
En la última ortografía se da cuenta de las normas que deben seguirse cuando se emplean en textos españoles palabras o expresiones de otras lenguas.
Principales novedades de la última edición de la Ortografía de la lengua
española (2010)
1. Exclusión de los dígrafos ch
y ll del abecedario
Se excluyen definitivamente del
abecedario los signos ch y ll, ya que, en realidad, no son
letras, sino dígrafos, esto es, conjuntos de dos letras o grafemas que
representan un solo fonema. El abecedario del español queda así reducido
a las veintisiete letras siguientes: a,
b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x,
y, z.
El español se asimila con ello al resto
de las lenguas de escritura alfabética, en las que solo se consideran
letras del abecedario los signos simples, aunque en todas ellas existen
combinaciones de grafemas para representar algunos de sus fonemas.
La eliminación de los
dígrafos ch y
ll del inventario de
letras del abecedario no supone, en modo alguno, que desaparezcan del
sistema gráfico del español. Estos signos dobles seguirán utilizándose
como hasta ahora en la escritura de las palabras españolas: el dígrafo ch en representación del fonema /ch/ (chico [chíko]) y el dígrafo ll en representación del fonema
/ll/ o, para hablantes yeístas, del fonema /y/ (calle [kálle, káye]). La novedad consiste, simplemente, en
que dejan de contarse entre las letras del abecedario.
Al tratarse de combinaciones de
dos letras, las palabras que comienzan por estos dígrafos o que los
contienen no se alfabetizan aparte, sino en los lugares que les corresponden
dentro de la c y de la l, respectivamente. La decisión de
adoptar el orden alfabético latino universal se tomó en el X Congreso de la
Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en 1994, y viene
aplicándose desde entonces en todas las obras académicas.
2. Propuesta de un solo nombre para cada una de las letras del
abecedario
Algunas de las letras tienen
varios nombres con tradición y vigencia en diferentes zonas del ámbito
hispánico. La nueva edición de la ortografía, sin ánimo de interferir en
la libertad de cada hablante o país de seguir utilizando el nombre al que
esté habituado, pretende promover hacia el futuro un proceso
de convergencia en la manera de referirse a las letras del abecedario,
razón por la que recomienda, para cada una de ellas, una denominación
única común. El nombre común recomendado es el que aparece en la relación
siguiente debajo de cada letra.
a, A b, B c, C d, D e, E
f, F g, G h,
H i, I
a be ce de e efe ge hache i
j, J k,
K l, L m, M n, N ñ, Ñ o, O p, P q, Q
jota ka ele eme ene eñe o pe cu
r, R s, S t,
T u, U
v, V w, W x,
X y, Y z, Z
erre ese te u
uve uve
doble equis
ye zeta
La recomendación de utilizar un
solo nombre para cada letra no implica, en modo alguno, que se consideren
incorrectas las variantes denominativas con vigencia en el uso que
presentan algunas de ellas, y que a continuación se comentan:
·
La letra v tiene dos nombres: uve y ve. El nombre uve es el
único empleado en España, pero también es conocido y usado en buena parte
de América, donde, no obstante, está más extendido el nombre ve. Los hispanohablantes que
utilizan el nombre ve
suelen acompañarlo de los adjetivos corta, chica, chiquita, pequeña o baja, para poder distinguir en la
lengua oral el nombre de esta letra del de la letra b (be), que se pronuncia
exactamente igual. El hecho de que el nombre uve se distinga sin necesidad de añadidos del nombre de
la letra b justifica su
elección como la denominación recomendada para la v en todo el ámbito hispánico.
·
La letra b se denomina simplemente be entre aquellos hispanohablantes
que utilizan el nombre uve
para la letra v. En
cambio, quienes llaman ve
(corta, chica, chiquita, pequeña
o baja) a la v utilizan habitualmente para la
b las denominaciones
complejas be larga, be grande o be alta, añadiendo en cada caso el
adjetivo opuesto al que emplean para referirse a la v.
·
La letra w presenta también varios nombres: uve doble, ve doble, doble uve, doble ve
y doble u (este último, calco del
inglés double u). Se da preferencia a
la denominación uve doble
por ser uve el
nombre común recomendado para la letra v
y ser más natural en español la colocación pospuesta de los adjetivos.
·
La letra y se denomina i griega o ye. El nombre i griega, heredado del latino, es la
denominación tradicional y más extendida de esta letra, y refleja su origen y
su empleo inicial en préstamos del griego. El nombre ye se creó en la segunda mitad del siglo XIX por
aplicación del patrón denominativo que siguen la mayoría de las consonantes,
que consiste en añadir la vocal e a
la letra correspondiente (be, ce, de,
etc.). La elección de ye
como nombre recomendado para esta letra se justifica por su simplicidad,
ya que se diferencia, sin necesidad de especificadores, del nombre de la letra i.
·
La letra i, cuyo nombre es i, recibe también la denominación de i latina para distinguirla de la letra y cuando para esta última se emplea la
denominación tradicional de i griega.
A diferencia de las variantes denominativas que se acaban de
exponer, todas ellas válidas, no se consideran hoy aceptables los nombres
alternativos que han recibido algunas otras letras en el pasado;
así, se aconseja desechar definitivamente el nombre ere para la r,
así como las formas ceta,
ceda y zeda para
la z.
Los únicos nombres válidos hoy para estas letras son, respectivamente, erre y zeta.
3. Sustitución, por grafías propias del español, de la q etimológica con
valor fónico independienteen aquellos extranjerismos y latinismos
plenamente adaptados al español (quorum > cuórum)
En el sistema ortográfico del español, la letra q solo tiene uso como elemento integrante del dígrafo
qu para representar el
fonema /k/ ante las vocales e, i
(queso [késo], quién [kién]). Este mismo fonema
se representa, en el resto de las posiciones, con la letra c (canguro [kangúro], corto [kórto], cuenta [kuénta], acné [akné],
tictac [tikták]), aunque
en préstamos de otras lenguas también puede aparecer representado por la letra k en cualquier posición (karaoke [karaóke], kilo [kílo], koala
[koála], kurdo [kúrdo], búnker [búnker], anorak [anorák]).
Es, por lo tanto, ajeno a la ortografía
del español el empleo de la letra q
como grafema independiente, con valor fónico autónomo. Por ello,
los préstamos de otras lenguas, sean latinismos o extranjerismos, cuya
grafía etimológica incluya una q
que por sí sola represente el fonema /k/, si se adaptan al español, deben
sustituir esa q por las
grafías propias de la ortografía española para representar dicho fonema. En
aplicación de esta norma, voces inglesas como quark o quasar, o latinas
como quorum o exequatur, deben escribirse en
español cuark, cuásar, cuórum
y execuátur. En caso de
mantener las grafías etimológicas con q,
estas voces han de considerarse extranjerismos o latinismos crudos (no
adaptados) y escribirse, por ello, en cursiva y sin tilde.
Aunque en el ámbito de los
nombres propios (antropónimos y topónimos) es frecuente el uso de grafías
originarias no adaptadas o —si los nombres provienen de lenguas que
emplean otro alfabeto u otro sistema de escritura, como el árabe, el
hebreo o el chino— de transliteraciones de las grafías originarias al
alfabeto latino, sin adaptaciones ulteriores, en el caso de los topónimos
mayores, como son los nombres de países, es conveniente usar grafías
plenamente adaptadas a la ortografía del español. Por ello, aplicando la
misma norma que para los nombres comunes, se recomienda emplear con
preferencia las grafías Catar e Irak para los nombres de esos dos
países árabes, mejor que Qatar e Iraq, transcripciones de
los originales árabes que presentan un uso de la q ajeno al sistema ortográfico
del español.
4. Eliminación de la tilde en palabras con diptongos o
triptongos ortográficos: guion,
truhan, fie, liais, etc.
Para poder aplicar con
propiedad las reglas de acentuación gráfica del español es necesario
determinar previamente la división de las palabras en sílabas. Y
para dividir silábicamente las palabras que contienen secuencias de
vocales es preciso saber si dichas vocales se articulan dentro de la misma
sílaba, como diptongos o triptongos (vais,
o.pioi.de), o en sílabas distintas, como hiatos (lí.ne.a, ta.o.ís.ta).
Al no existir uniformidad entre los
hispanohablantes en la manera de articular muchas secuencias vocálicas, ya
que a menudo, incluso tratándose de las mismas palabras, unos hablantes
pronuncian las vocales contiguas dentro de la misma sílaba y otros en sílabas
distintas, la ortografía académica estableció ya en 1999 una serie de
convenciones para fijar qué combinaciones vocálicas deben considerarse siempre
diptongos o triptongos y cuáles siempre hiatos a la hora de aplicar las reglas
de acentuación gráfica, con el fin de garantizar la unidad en la representación
escrita de las voces que contienen este tipo de secuencias.
De
acuerdo con dichas convenciones, y con independencia de cuál sea
su articulación real en palabras concretas, se consideran siempre
diptongos a efectos ortográficos las combinaciones siguientes:
a) Vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de vocal
cerrada átona (/i/, /u/): estabais,
confiar, diario, afeitar, viento, pie, doy, guion, aunar,
acuario, actuado, reunir, sueño, estadounidense, antiguo.
b) Dos vocales cerradas distintas (/i/, /u/): triunfo, incluido, diurno, huir, viuda, ruido.
Del mismo modo, se consideran siempre
triptongos a efectos ortográficos las secuencias constituidas por una
vocal abierta entre dos vocales cerradas átonas: confiáis, actuáis, puntuéis, guau.
Como consecuencia de la
aplicación de estas convenciones, un grupo limitado de palabras que
tradicionalmente se habían escrito con tilde por resultar
bisílabas (además de ser agudas terminadas en -n, -s o vocal) en la pronunciación de buena parte de los
hispanohablantes —los que articulan con hiato las
combinaciones vocálicas que contienen— pasan a considerarse
monosílabas a efectos de acentuación gráfica, conforme a su pronunciación
real por otra gran parte de los hispanohablantes —los que articulan esas
mismas combinaciones como diptongos o triptongos—, y a escribirse, por
ello, sin tilde, ya que los monosílabos no se acentúan gráficamente, salvo
los que llevan tilde diacrítica.
Las palabras afectadas por este cambio son formas verbales como crie, crio (pron. [krié], [krió]),
criais, crieis y las de
voseo crias, cria
(pron. [kriás], [kriá]), de criar; fie, fio (pron. [fié], [fió]), fiais,
fieis y las de voseo fias, fia
(pron. [fiás], [fiá]), de fiar; flui,
fluis (de fluir); frio (pron.
[frió]), friais, de freír; frui, fruis (de fruir); guie, guio (pron. [gié], [gió]),
guiais, guieis y las de
voseo guias, guia
(pron. [giás], [giá]), de guiar; hui,
huis (de huir); lie, lio (pron.
[lié], [lió]), liais, lieis y las de
voseo lias, lia (pron. [liás],
[liá]), de liar; pie, pio (pron.
[pié], [pió]), piais, pieis y las de
voseo pias, pia (pron.
[piás], [piá]), de piar; rio
(pron. [rió]), riais,
de reír; sustantivos como guion,
ion, muon, pion, prion, ruan y truhan; y ciertos nombres
propios, como Ruan y Sion.
Aunque la ortografía de 1999, donde se establecieron las citadas
convenciones, prescribía ya la escritura sin tilde de estas palabras,
admitía que los hablantes que las pronunciasen como bisílabas pudiesen seguir
acentuándolas gráficamente. En cambio, a partir de la edición de 2010 se
suprime dicha opción, que quiebra el principio de unidad ortográfica, de modo
que las palabras que pasan a considerarse monosílabas por contener este tipo de
diptongos o triptongos ortográficos deben escribirse ahora obligatoriamente sin
tilde.
Esta convención es solo ortográfica, por lo que no implica, en modo
alguno, que los hablantes deban cambiar la manera en que pronuncian
naturalmente estas voces, sea con hiato o con diptongo.
5. Eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los
pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad
La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas
en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos
este, ese y aquel, con sus femeninos y
plurales, funcionen como pronombres (Este
es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben
llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse
de palabras llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel,
por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde
diacrítica en el adverbio solo
y los pronombres demostrativos para distinguirlos, respectivamente,
del adjetivo solo y de los
determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas
interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos
siguientes: Trabaja sólo los domingos
[= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión con Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja
sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué
compraron aquéllos libros usados? (aquéllos
es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta
oración no está expreso y aquellos
acompaña al sustantivo libros).
Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio
solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito
fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de
oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas
formalmente idénticas, ya que tanto solo como
los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus
funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en
estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es,
pues, no tildar nunca estas palabras.
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el
propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función
del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos
reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es
capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros
medios, como el empleo de sinónimos (solamente
o únicamente,
en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de
algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras
que fuerce una única interpretación.
6. Supresión de la tilde
diacrítica en la conjunción disyuntiva o escrita entre cifras
Hasta ahora se venía recomendando escribir con tilde la conjunción
disyuntiva o cuando aparecía entre dos cifras, a fin de evitar que
pudiera confundirse con el cero. Este uso de la tilde diacrítica no está
justificado desde el punto de vista prosódico, puesto que la conjunción
o es átona (se pronuncia sin acento) y tampoco se justifica
desde el punto de vista gráfico, ya que tanto en la escritura
mecánica como en la manual los espacios en blanco a ambos lados de
la conjunción y su diferente forma y menor altura que el cero evitan
suficientemente que ambos signos puedan confundirse (1 o 2, frente a 102). Por
lo tanto, a partir de este momento, la conjunción o se
escribirá siempre sin tilde, como corresponde a su condición de palabra
monosílaba átona, con independencia de que aparezca entre palabras, cifras
o signos: ¿Quieres té o café?; Terminaré
dentro de 3 o 4 días; Escriba los signos + o – en la casilla
correspondiente.
7. Normas sobre la escritura de
los prefijos (incluido ex-, que ahora recibe el mismo tratamientoortográfico que los demás
prefijos: exmarido, ex primer ministro)
Por primera vez se ofrecen en la ortografía
académica normas explícitas sobre la escritura
de las voces o expresiones prefijadas.
Los prefijos son elementos afijos, carentes de autonomía, que se
anteponen a una base léxica (una palabra o, a veces, una expresión
pluriverbal) a la que aportan diversos valores semánticos. Se
resumen a continuación las normas que deben seguirse para la correcta
escritura de los prefijos en español:
a)
Se escriben siempre soldados a la base
a la que afectan cuando esta es univerbal, es decir, cuando está
constituida por una sola palabra: antiadherente, antirrobo, antitabaco, cuasiautomático,
cuasidelito, exalcohólico, exjefe, exministro, exnovio, expresidente,
posmoderno, posventa, precontrato, prepago, proamnistía, probritánico,
provida, superaburrido, superbién, supermodelo, vicealcalde,
vicesecretario, etc. En este caso, no se consideran correctas
las grafías en las que el prefijo aparece unido con guion a la palabra
base (Xanti-mafia, Xanti-cancerígeno) o separado de ella por un espacio en blanco (Xanti
mafia, Xanti
cancerígeno). Si se forma una palabra anteponiendo
a la base varios prefijos, estos deben escribirse igualmente soldados, sin
guion intermedio: antiposmodernista,
requetesuperguapo.
b)
Se unen con guion a la palabra base
cuando esta comienza por mayúscula, de ahí que se emplee este signo de
enlace cuando el prefijo se antepone a una sigla o a un nombre propio univerbal:
anti-ALCA, mini-USB,
pos-Gorbachov, pro-Obama. El guion sirve en estos casos para
evitar la anomalía que supone, en nuestro sistema ortográfico, que
aparezca una minúscula seguida de una mayúscula en posición interior de
palabra. También es necesario emplear el guion cuando la base es un
número, con el fin de separar la secuencia de letras de la de cifras: sub-21, super-8.
c) Se escriben necesariamente separados de la base a la que
afectan cuando esta es pluriverbal, es decir, cuando está constituida por
varias palabras. Hay determinados prefijos, como ex-, anti- o pro-, que
son especialmente proclives, por su significado, a unirse a bases de
este tipo, ya se trate de locuciones o de grupos sintácticos,
característica por la cual la gramática ha acuñado para ellos la
denominación de prefijos
separables: ex relaciones públicas, anti pena de muerte, pro
derechos humanos. Esta misma circunstancia puede darse también con
otros prefijos: pre Segunda
Guerra Mundial, super en forma, vice primer ministro.
Así pues, un mismo prefijo se escribirá soldado a la base, unido a ella
con guion o completamente separado en función de los factores arriba
indicados: antimafia, anti-OTAN, anti ácido láctico; provida,
pro-OLP, pro derechos humanos; supercansado, super-8, super en forma,
etc.
Las normas aquí expuestas rigen para todos los prefijos, incluido
ex-. Para este prefijo se venía prescribiendo hasta ahora la
escritura separada —con independencia de la naturaleza simple o
compleja de su base— cuando, con el sentido de ‘que fue y ya no es’,
se antepone a sustantivos que denotan ocupaciones, cargos, relaciones o
parentescos alterables y otro tipo de situaciones circunstanciales de las
personas. A partir de esta edición de la ortografía, ex- debe someterse a
las normas generales que rigen para la escritura de todos los prefijos y,
por tanto, se escribirá unido a la base si esta es univerbal (exjugador, exnovio, expresidente,
etc.), aunque la palabra prefijada pueda llevar un complemento
o adjetivo especificativo detrás:
exjugador del Real Madrid, exnovio de mi hermana, expresidente brasileño,
etc.; y se escribirá separado de la base si esta es pluriverbal:
ex cabeza rapada, ex número uno, ex
teniente de alcalde, ex primera dama, etc.
8. Equiparación en el tratamiento ortográfico de extranjerismos y latinismos, incluidas
las locuciones
En la nueva ortografía se da cuenta de las normas que deben seguirse
cuando se emplean en textos españoles palabras o expresiones
pertenecientes a otras lenguas, siendo la principal novedad en este
sentido la equiparación en el tratamiento ortográfico de todos los
préstamos (voces o expresiones de otras lenguas que se incorporan al
caudal léxico del español), con independencia de que procedan de lenguas
vivas extranjeras (extranjerismos) o se trate de voces o expresiones
latinas (latinismos).
De acuerdo con estas normas, los extranjerismos y latinismos crudos o
no adaptados —aquellos que se utilizan con su grafía y pronunciación
originarias y presentan rasgos gráfico-fonológicos ajenos a la ortografía
del español— deben escribirse en los textos españoles con algún tipo
de marca gráfica que indique su carácter foráneo, preferentemente en letra
cursiva, o bien entre comillas. En cambio, los extranjerismos y latinismos
adaptados —aquellos que no presentan problemas de adecuación a la
ortografía española o que han modificado su grafía o su pronunciación
originarias para adecuarse a las convenciones gráfico-fonológicas de
nuestra lengua— se escriben sin ningún tipo de resalte y se someten a las
reglas de acentuación gráfica del español:
Me encanta el ballet clásico / Me encanta el balé
clásico.
Juego al paddle todos los domingos / Juego al pádel todos
los domingos
La reunión se suspendió por falta de quorum
/ La reunión se suspendió por falta de cuórum.
Así pues, según la nueva ortografía, y tal como ilustra el último
ejemplo, los préstamos del latín solo se escribirán en letra redonda y con
sometimiento a las reglas de acentuación gráfica del español cuando estén
completamente adaptados a nuestro sistema ortográfico, al igual que se
hace con los préstamos de otros idiomas.
Por su parte, las locuciones o dichos en otras lenguas que se utilicen
en textos españoles deben escribirse igualmente en cursiva —o, en su
defecto, entre comillas— para señalar su carácter foráneo, su
consideración de incrustaciones de otros idiomas en nuestra lengua:
La historia tuvo un happy end
de película.
Su bien ganada fama de femme
fatale le abría todas las puertas.
La tensión fue in crescendo hasta que, finalmente,
estalló el conflicto.
Según se establece en la nueva edición de la ortografía, las locuciones
latinas (expresiones pluriverbales fijas en latín que se utilizan en todas
las lenguas de cultura occidentales, incluido el español, con un sentido
más o menos cercano al significado literal latino) deben recibir el mismo
tratamiento ortográfico que las provenientes de cualquier otra lengua. Por
lo tanto, deben escribirse, de acuerdo con su carácter de expresiones
foráneas, en cursiva (o entre comillas) y sin acentos gráficos, ya que
estos no existen en la escritura latina:
Así fue, grosso modo, como
acabó aquel asunto.
Se casó in articulo mortis con
su novia de toda la vida.
Renunció motu proprio a todos
sus privilegios.
Decidieron aplazar sine die
las negociaciones.
El examen post mortem reveló
indicios de envenenamiento.
Las grandes potencias eran partidarias de mantener el statu quo.