De lo que he podido captar, existen tres posiciones bien marcadas sobre este tema:
Los que tratan de racionalizar el amor... Sienten que deben controlar lo incontrolable, amainar ese sentimiento que los desborda y puede llevarlos a cometer locuras... todo lo que provenga de la emoción les parecerá débil, inocuo e insubstancial... en este lado se colocan el padre de Fermina Deza y el Dr. Juvenal Urbino... No son personas malas, piensan que el amor debe ser reemplazado por la estabilidad. Consideran que el amor es sólo una ilusión de los primeros años de enamoramiento, luego se apaga... que los príncipes azules y las princesas sólo existen en los cuentos de hadas.... en este contexto, sostienen que se debe aprender a ser felices sin el amor.
Fermina Deza representa aquellos que se dejan arrastrar por la vida. A pesar que intuitivamente saben que el amor es sólo uno, no son capaces de enfrentar sus sentimientos... tratan de minimizarlo... hacerse la idea que no existe, que sólo es una ilusión... algo fantasmal producto de una emoción juvenil.
Al otro extremo están los Florentino Ariza, personas con alma de poeta para quienes el amor es la razón de su existir... no importa las dificultades, la distancia, ni el tiempo, ni la muerte porque el amor es inmortal y trasciende todo lo material.
Lorenzo Daza, papá de Fermina, busca a Florentino para amedrentarle y desistiese de enamorar a su hija... Se encontraron los dos para hablar y Lorenzo, abriendo su chaqueta para mostrarle una pistola le dice: “No me fuerce a pegarle un tiro”.
Florentino le mira fijamente , sin perder el aplomo, abre su chaqueta, le señala su corazón y le dice: “Péguemelo (...) No hay mayor gloria que morir por amor”.