01 mayo 2008

Critica a Libro sobre César Vallejo

por Emir Rodríguez Monegal

A pesar del indiscutible impacto que la poesía de César Vallejo ha producido ya en el mundo anglosajón, su fortuna crítica y poética ha estado generalmente a merced de traductores de vasta ignorancia y críticos improvisados. Nada equivalente a las extraordinarias traducciones de Borges por Alastair Reid o de Octavio Paz por Eliot Weinberger se ha producido hasta la fecha.

En cuanto a la crítica,
en tanto que el poeta y ensayista mexicano el argentino ya tienen calificados especialistas en lengua inglesa, Vallejo ha sido abordado hasta la fecha sólo en forma parcial. Por eso, el libro de la profesora Jean Franco, de la Universidad de Stanford, California, había despertado tanta expectación. Una lectura atenta del mismo permite anticipar que esta expectación no ha sido satisfecha.

La presentación diacrónica de la vida y obra de Vallejo que ha escogido la Profesora Franco requiere una sutileza e imaginación críticas para articular la biografía (escritura de la vida, no se olvide) y la escritura poética misma, que está conspicuamente ausente en su libro.

La pesquisa de los datos biográficos
ha sido desdeñada por la Profesora Franco, que se basa exclusivamente en los trabajos realizados por eruditos Como André Coyné o Juan Espejo Asturrizaga, o por investigadores más recientes. En cierto sentido, la Profesora Franco no sólo no agrega nada sino que substrae muchas cosas conocidas. Por ejemplo, es muy sabido que ambos
abuelos de Vallejo eran curas rurales, más preocupados de iniciar a las pobres indias en los misterios de la carne que en los de la religión. La profesora Franco ni siquiera menciona este importante origen de un poeta para quien la angustia carnal fue una realidad textual.

Al trazar brevemente algunos episodios de la vida amorosa de Vallejo, la Profesora Franco tiende a pasar por sobre su significación mitológica. Por ejemplo, en la p. 31 califica de “banal” la relación con una muchacha llamada Otilia (a la que dedica Vallejo algunos poemas llenos de juegos de palabras). La autora de este estudio pierde por completo la oportunidad de reconocer en el fracaso de esta relación (Vallejo no quería casarse y procrear una familia) una de las claves iníciales de lo que habría de convertirse en un obsesionante complejo de Cristo. El papel que la figura de Jesús ha cumplido en la construcción del mito personal de Vallejo (esencial para todo trazado de la biografía), es constantemente soslayado, o minimizado. por la Profesora Franco. Sin embargo. desde el título de su último libro de poemas, España, aparta de mí este cáliz, Vallejo está proclamando esa constante de su mitología personal.

Las relaciones literarias de Vallejo con algunos de sus contemporáneos más ilustres son también sometidas a un proceso que convendría calificar de educativo. Si sólo existiese este libro para documentar la trayectoria literaria de Vallejo podría creerse que el encuentro ocasional con Huidobro. en la época de la guerra civil española, fue más importante para él que la amistad conflictiva y apasionada que lo unió y lo separó, en definitiva, con Pablo Neruda.

Pero en la jibarización de la Profesora Franco, en tanto que la relación con Huidobro es subrayada en el texto (p.139). la amistad/enemistad con Neruda es apenas insinuada en una nota al final del libro (p. 274). Tales elecciones determinan un retrato trivial del hombre Vallejo y contribuyen a invalidar este estudio desde ese punto de vista.

Al estudiar la poesía de Vallejo, la Profesora Franco elige un enfoque textual. Aunque continúa pagando tributo al desarrollo diacrónico de la obra. Pretende privilegiar una perspectiva más puramente crítica que se apoya, simultáneamente, en los trabajos de Walter Jong (The Presente of the Word, 1967) y Jacques Derrida (De la grammatologie, 1967). No es difícil descubrir qué decidió a la Profesora Franco a intentar conciliar la interpretación de la poesía que hace Jong (centrada como está en una poética de la “voz”) con la lectura más corrosiva que hace Derrida de la presencia del “autor” en cualquier texto literario. En la p. 263. la Profesora Franco reconoce que se enteró de estas teorías críticas al leer el libro de Gerald L. Bruns. Modern Poetry and the Idea of
Language (1974). Este reconocimiento espontáneo permite fechar su primer contacto con los tres críticos en que se basa la parte teórica de su estudio. Lamentablemente, dos o tal vez sólo un año. ya que su propio libro fue publicado en 1976, no es tiempo suficiente para familiarizarse con tan sofisticadas y hasta conflictivas teorías. Pero tal vez la Profesora Franco ya conocía la obra de Frederic Jameson. The Prison-House of Language (1972).que dos años antes de Bruns había puesto en contacto las teorías de Jong y de Derrída. En su libro, la Profesora Franco no menciona a Jameson para nada aunque en la p. 96 utiliza las mismas palabras, “the prison-house of language” (la cárcel del lenguaje). que sirven de título al libro de Jameson, para comentar un poema de Trilce. Este tipo de distracción no es inhabitual en los escritos de la Profesora Franco. Ya cierta vez se había ingeniado para producir un trabajo sobre “La parodie, le grotesque et le carnavalesque: Quelques conceptions du personnage dans le roman latino-americain” (cf. Idéologies, littérature et société en Amérique Latine, Bruxelles, Université de Bruxelles.1975, pp. 57-66). sin aludir siquiera a los estudios decisivos de Mijail Bajtin sobre Dostoyevsky y Rabelaís, que fundan la interpretación de lo carnavalesco en las letras modernas.

La ausencia de un punto de vista crítico, unificado y coherente, invalida también la pretensión de la autora de explorar la dimensión auto-reflexiva de la poesía de Vallejo. No menos decisivos para el fracaso de este libro son los errores de traducción que comete la Profesora Franco al citar los poemas. En la p. 29, “tú te has crucificado” se convierte en “you have óeen crucified”. lo que es no sólo lo contrario sino que altera el sentido de auto-sacrificio. En la p, 48,“su amapola” (la de la mujer amada) esta inexplicablemente cambiada en “tu amapola” (“your poppy flower”). lo que disuelve, en inglés, la referencia femenina (“your” es neutro) y elimina la alusión sexual contenida en la palabra “amapola”. En la p, 68. la expresión Coloquial. “y tan de lo más bien” es traducida literalmente, “And it’s so much for the best”, que equivale a “es mejor así”. En la p. 114 los “belfos” de un caballo se convierten el “jaws” (mandíbulas). En la p. 127, la expresión tan corriente, “Así, qué gracia” se convierte misteriosamente en “So, what’s new” (“Y entonces, qué pasa?“). En la p. 163 se traduce “sólo” y “solamente” por “alone” V “son alone” que significan la soledad. En la p. 205, “hombro” es traducido por “back” (espalda). En la p. 22 1, “palpito” se convierte en “I touch myself” (“me toco, o acaricio, a mí mismo”) lo que introduce una connotación auto-erótica que no está justificada por el poema de Vallejo. Hay muchos otros ejemplos de errores elementales de este tipo.

Este trabajo no alcanza el nivel de erudición y crítica que Vallejo merece y que, por lo general, se espera de una prensa universitaria. Al hacer el balance, es difícil no llegar a la conclusión que la Profesora Franco no se tomó realmente el tiempo que requiere la poesía y la biografía de Vallejo, ni tampoco advirtió la necesidad de madurar los puntos de vista críticos que tomó prestados, con tanta prisa, de Bruns. Derrida, Jong y (hasta) Jameson. Vallejo (su compleja y única poesía. su don extraordinario para jugar con las palabras, su vida trágica) requieren un crítico con menos prisa y más estudio.


Fuente:
http://www.letraslibres.com/pdf.php?id=267.

1 comentario:

jholeyci carolina jimenez leon dijo...

cesar vallejo fue todo un eroe que hasta el ultimo escribio el poema ¨MORIRE EN PARIS¨, esto nos da ha entender que ha sido muy fuerte y baliente como tambien al enfrentar sus problemas... como la muerte de su mama y otros mas.