Sufro por tu amor
Hermosa canción y vídeo. Sufro por tu amor es interpretada por el cantante vernicular Osito Pardo, seudónimo de un famoso cultor del folcklore peruano.
Es agradable pensar que en las alturas del ande peruano todavía se mantenga vivo la alegría de los pueblos. A pesar de la inclemencia del clima, las pocas oportunidades de estudio o trabajo, la vida dura del campo, de los estragos de la altura...aún conservan ese espíritu comunal de pertenencia a un lugar.
Que diferencia con la vida en la ciudad donde nos encontramos atrincherados en nuestras casas, protegidos con seguros, candados, alarmas y rejas, amén de perros sanguinarios y la policía privada.
En el campo aún pueden salir en grupo a las calles descuidadamente... a correr, saltar, bailar, emborracharse, jugar... en la capital, sólo las barras bravas salen en grupo para asaltar a sus vecinos, realizando desmanes por donde circulan.
Me parece extraño y causa envidia sana ese sentimiento de comunidad andina, ese sentido de pertenencia a un grupo social donde todos son solidarios con los demás. En la capital, a veces no conocemos quien pueda ser nuestros vecinos y no tenemos sentido de pertenencia a ningún grupo. Lo más cercano a compartir un ambiente con una gran masa humana es cuando se sale de compras... quizás por eso, muchos tengan la necesidad de chocarse unos a otros, sólo para no olvidar que forman parte de algo... pero son realistas, saben que nunca se conocerán unos a otros... y siguen su camino con la mirada perdida.
Me ha hecho bien mirar a un pueblo que no renuncia a su alegría.
Es agradable pensar que en las alturas del ande peruano todavía se mantenga vivo la alegría de los pueblos. A pesar de la inclemencia del clima, las pocas oportunidades de estudio o trabajo, la vida dura del campo, de los estragos de la altura...aún conservan ese espíritu comunal de pertenencia a un lugar.
Que diferencia con la vida en la ciudad donde nos encontramos atrincherados en nuestras casas, protegidos con seguros, candados, alarmas y rejas, amén de perros sanguinarios y la policía privada.
En el campo aún pueden salir en grupo a las calles descuidadamente... a correr, saltar, bailar, emborracharse, jugar... en la capital, sólo las barras bravas salen en grupo para asaltar a sus vecinos, realizando desmanes por donde circulan.
Me parece extraño y causa envidia sana ese sentimiento de comunidad andina, ese sentido de pertenencia a un grupo social donde todos son solidarios con los demás. En la capital, a veces no conocemos quien pueda ser nuestros vecinos y no tenemos sentido de pertenencia a ningún grupo. Lo más cercano a compartir un ambiente con una gran masa humana es cuando se sale de compras... quizás por eso, muchos tengan la necesidad de chocarse unos a otros, sólo para no olvidar que forman parte de algo... pero son realistas, saben que nunca se conocerán unos a otros... y siguen su camino con la mirada perdida.
Me ha hecho bien mirar a un pueblo que no renuncia a su alegría.
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