DINU FLAMAND • Poeta y traductor de Vallejo al rumano explica cómo nuestro vate santiaguino se confrontó con la libertad de espíritu en la capital francesa.
.Considera que el autor de Trilce es hermano en poesía de Emil Cioran, en el sentido de que ayuda a liberarnos.
Carlos Henderson.
El año pasado, tras realizarse el Homenaje Internacional a Vallejo en París –el 15 de abril– en los ambientes de la Maison de l’Amérique Latine, entrevistamos a Dinu Flamand, poeta y traductor al rumano de nuestro poeta mayor. En esta celebración de Vallejo intervinieron tres conferencistas, doce poetas de diferentes lenguas y nacionalidades; asimismo, cinco músicos. Entre los conferencistas estuvo Stephen Hart, uno de los estudiosos más prestigiosos de nuestro poeta mayor. Dinu Flamand trata de explicar el Vallejo parisino.
"Vallejo en París tuvo la suerte, creo, de confrontarse con una libertad de espíritu que sigue vigente para los que vivimos en esta capital de adopción. Incluso si murió roído por su desesperación y miseria, su instinto lo predecía en un famoso soneto. Vallejo comprendió en París que la poesía puede decirlo todo. Comprendió que el sentido, la buena actitud semántica, no son absolutamente obligatorios cuando había urgencia de clamar su ira, de mostrar su compasión humana. Si el surrealismo propugnaba que todo el mundo se liberara, es interesante relevar que al margen de la corriente dominante había algunos rebeldes, aún más radicales que los maestros, que no se conformaban con imitarlos. Y que, en su mayor parte, no eran para nada surrealistas, a pesar de que se habían beneficiado de esa revuelta. El ejemplo de mi compatriota Gherasim Luca me parece revelador. Más radical que Breton, él llega a "desestructurar" el lenguaje en una suerte de balbuceo. Como en Vallejo, este balbuceo es una ruptura que hace trizas la metafísica. No solo es una pulverización del sentido del lenguaje sino también del mundo frente a la atrocidad de la muerte. Vallejo a veces quiere infligirnos su pavor, su descorazonamiento, su vértigo pasando por alto las palabras. O de lo contrario utiliza las palabras disminuyendo toda su importancia aparente. Vallejo ya se servía del minimalismo. Recurría a las cifras en algunos poemas de Trilce sin connotar carga semántica alguna. También recurría a interjecciones y otras rarezas súbitas que nos las entrega en los repliegues de una imagen. Y no hablo de la invención de palabras, cosa que aparece muy temprano en él. Como si la poesía tuviera que crear su propio material.
La rebelión del poeta
Así trato de captar la rebelión que se desprende de su poesía: una oralidad sorprendente no solamente para la poesía moderna en lengua española sino para la poesía contemporánea en general. Poesía de estallidos, cortes, fracturas inesperadas que rompen el ritmo, muy frecuentes en Poemas humanos y en la mayoría de Poemas en prosa, que me han llamado la atención por esa suerte de verdadera energía no semántica. Vigorosa furia que llegaba a despreocuparse de saber si se "comunicaba" o no con el lector o hasta desinteresarse de si el verso, la estrofa, el poema todo tenía un "sentido".
Yo me sentía en presencia de alguien que arrancaba de su garganta una mezcla dolorosa compuesta de sílabas, palabras y muerte, interjecciones y silencios, todo para ser lanzado a la faz del mundo. Yo estaba bajo el choque de este sufrimiento no saciado, de este sufrimiento al mismo tiempo majestuoso e insostenible por su rechazo a "respetar la disciplina". Adivinaba que no era nada fácil para tal destructor de la lógica tradicional vivir en París y ser traducido al francés, esa lengua que no acepta violencias en la sintaxis. Más tarde encontré varias traducciones en francés de Vallejo, incluso la obra poética completa, que, en la mayoría de los casos, habían refrenado no solo la violencia del texto original sino también su tensión conmovedora. Su obra poética continúa siendo situada entre los autores "comprometidos". Y eso en desmedro de su envergadura.
Vallejo y Cioran
En esa época vivía bajo una dictadura que me asfixiaba. Recibí como una verdadera revelación el contacto con esta poesía que otorga tal corporalidad al grito de protesta, a la desesperación, al sentimiento de adversidad y siempre paliando sus trágicas amplificaciones.
Había encontrado en Vallejo el hermano en poesía de mi compatriota Emil Cioran. La lectura de Vallejo, realizada en el inicio con la ayuda de un simple diccionario, me transformó a fondo. No es que me haya convertido en "vallejiano", pero he sentido que él me ayudaba a liberarme interiormente. Mi poemario Estado de sitio expresó esa experiencia. Que por otro lado, como tenía un tono decididamente polémico, algunos poemas fueron suprimidos, censurados, algunas frases desaparecieron o fueron reemplazadas. Antes me conformaba con combatir la dictadura y la censura por medio de metáforas (y había hecho mío lo que dice Borges: "La dictadura es la madre de la metáfora"). Vallejo me dio coraje para ir más lejos, para clamar mi desesperación en un lenguaje que se deslizaba entre las manos de mis censores, a pesar de todo lo dicho anteriormente.
Fuente: http://www.larepublica.com.pe/component/option,com_contentant/task,view/id,105662/Itemid,0/
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