07 abril 2008

La poesía vanguardista latinoamericana: César Vallejo

Por Juan Carlos Castro Díaz

Las primera mitad del siglo XX significó para la poesía latinoamericana un cambio fundamental en su calidad expresiva. Novedosas formas de métrica lírica, renovación del lenguaje poético, la incorporación de nuevos temas basados en la realidad concreta y social, determinaron una nueva época en la estética poética latinoamericana. La Vanguardia había comenzado, dejando atrás la clásica poesía influenciada por la métrica española y europea.

Nombres como Vicente Huidrobo, José Luis Borges, Pablo Neruda, Juan Gris representan este original movimiento literario y poético. Pero más aún, existe Cesar Vallejo entre ellos, aquel que es considerado como el más (1892-1938) revolucionario, capaz de audacias linguísticas y figura capital de la poesía latinoamericana del siglo XX, el peruano César Vallejo.

Litografía de
Pablo Picasso, 1938
La obra vallejiana es especial, en el sentido de tener un carácter que rompe con todas las normas clásicas de una poesía “común” con respecto a la gramática, léxico, sintaxis y lógica comprensión del contenido poético. Ello hace que, hasta para los mismos hispanoparlantes (acostumbrados más a la armonía), sea dificil conectarse y captar espontáneamente y a plenitud el mensaje lírico que el autor desea trasmitir.

El “Cholo” Vallejo nació un marzo de 1892 en las alturas andinas de Santiago de Chuco en el seno de una familia numerosa y humilde de raíces indigena-española. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Trujillo (norte del Perú) hasta trasladarse a Lima en 1917.

Un año después publicó su primer libro de poemas, Los Heraldos Negros (1918), uno de los más representativos ejemplos posmodernistas (como fase inicial y transitoria de su obra en general) y donde revela desde ya su fuerza emocional matizado con un permanente estado de tristeza y hasta pesimismo que caracteriza su obra conjunta. Declara su posición de compromiso ante el ser humano atormentado por una dialéctica existencial, entre si mismo y el mundo que lo envuelve ...

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Debido quizás a su condición de auténtico mestizo, Vallejo logra transmitir, como en muy pocas voces, el alma de la idiosincracia peruana, muy llena de añoranza y arraigo al ámbito familiar...

Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita
de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mí.

Acusado injustamente de fomentar disturbios políticos, es perseguido y, tras varios intentos de clandestinidad, apresado en 1920. Durante tres meses fué recluido en prisión, pasando esta experiencia a ser una constante en su vida y su obra y que se refleja en su siguiente publicación, Trilce (1922).

La aparición de este poemario marca el momento fundamental en la renovación del lenguaje poético hispanoamericano, pues con él, Vallejo se aleja de los modelos tradicionales de rima, métrica y coherencia lógica de la expresión y contenido temático; desarrollando un nuevo estilo, muy personal, basado en nuevas construcciones sintácticas, complicados juegos de palabras, nuevas composiciones lexicales, pero sobre todo basándose en temas sobre la condición humana que nunca antes habian sido explorados...

Tumba de Vallejo
quien reposa en el cementerio
de Montparnasse
en Paris.

Quién hace tánta bulla y ni deja
testar las islas que van quedando.
Un poco más de consideración
en cuanto será tarde, temprano,
y se aquilatará mejor
el guano, la simple calabrina tesórea
que brinda sin querer,
en el insular corazón,
salobre alcatraz, a cada hialóidea
grupada.
Un poco más de consideración,
y el mantillo líquido, seis de la tarde
DE LOS MAS SOBERBIOS BEMOLES.
Y la península párase
por la espalda, abozaleada, impertérrita
en la línea mortal del equilibrio.

El mismo reconoce su rebeldía poética cuando dice: “El libro ha nacido en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad de su estética...Quiero ser libre, aún a trueque de todos los sacrificios. Por ser libre me siento en ocasiones rodeado de espantoso ridículo, con el aire de un niño que se lleva la cuchara por las narices”.

En 1923, Vallejo parte para Paris, residiendo en esta ciudad hasta su muerte en 1938. Su estancia en Europa fué marcada por la pobreza e inseguridad de un suramericano intelectual en medio de la ilegalidad. Se dedica al periodismo para sobrevivir, su producción creativa se ve estancada ante las problemas económicos y su salud cada vez más quebrantada. Por falta de dinero muere en la soledad de un hospicio parisino, hecho que ya lo habiá predestinado...
Me moriré en Paris con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en Paris - y no me corro-
talvez un jueves, como es hoy, de otoño.

Póstumamente se publica toda su obra producida en Europa, bajo el título de Poemas humanos (1939) y España, aparta de mí este cáliz (1939). El indigenismo, el impacto de acontecimientos históricos como la Guerra Civil Española y su apasionada lucha por la justicia y solidaridad social son los temas que envuelven a Vallejo en esta su última etapa creativa.

Niños del mundo,
si cae España – digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡ qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!


Debido quizás a su temprana muerte y a la complejidad de expresión y contenido de su obra, el poeta peruano permanece poco conocido. Fué a partir de los años cincuenta que la crítica literaria mundial descubre el talento y aporte vallejiano, calificándolo, hoy en día, como una de las voces hispanoamericanas más originales, vanguardista entre los vanguardistas y guía para los actuales grandes poetas de lengua Española.

texto y fotos: juan carlos castro diaz

Fuente: Caimán.de

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