20 abril 2008

El Dios de César Vallejo






Siempre me ha llamado la atención el dios de César Vallejo, es un dio
s en minúscula, lo que implica nombre común, pero aún así, influye y le acompaña de una manera trascendental durante su vida.

No voy escribir sobre el dios bueno y corriente que todos conocemos sino sobre algo diferente: el dios de César Vallejo. Llama la atención, este dios vallejiano a veces amigo, a veces enemigo, lejano, cercano, amado, rechazado y todos estos sentimientos aunados en un solo clima, llegando hasta la identificación del poeta con su dios constituyéndose, entonces una sola y única persona.

César Vallejo nace en el año 1.892, pasa su infancia y adolescencia, años de la formación de la personalidad del ser humano, en un departamento, llamado Libertad, en la Calle Colón (hoy César Vallejo), Barrio Cajabamba del puedo de Santiago de Chuco. Proviene de un hogar andino, cristiano, mestizo de fuertes vivencias indígenas. Sus padres son producto de la unión de dos sacerdotes gallegos con dos indias Chimú, por lo tanto, el ambiente indígena de César Vallejo está lleno de religiosidad enseñada e impuesta dentro de un misticismo telúrico y temor religioso sembrados en el Perú y en toda Suramérica desde la época del Virreinato la Inquisición. (1.544).

Por esta razón es explicable el cambio que el poeta hace respecto a su “ yo-religión-dios ” y se presenta ante sí mismo, con un dios diferente, humano con el cual él se identifica. Como dudar ideológicamente de la veracidad, precisión religiosa y filosófica de este concepto del dios vallejiano ante estos versos: Amor, cruz divina riega mis desiertos/ con tu sangre de astros que suena y que llora/, ó estos: Y que o, a manera de dios sea el hombre / que ama y engendra sin sensual placer / o / Un Domingo de Ramos que entré al mundo / ya lejos para siempre de Belén /.

Encontramos aquí la identificación del poeta con ese factor psíquico que el llama dios. A través de toda su vida, Vallejo llevará la interrogante eterna de dialogar con su dios y enfrentarlo, a su vida, a su poesía y al poeta mismo, hasta llegar a destruirlo como se aprecia en el verso siguiente del poema “ Los anillos fatigados ”: / A ti yo te señalo con el dedo deicida /.

César Vallejo establece un reto a partir de dios y a partir de él, llegando hasta la identificación y sustitución de uno con el otro: / el hombre si sufre / EL dios es él /, del poema “Los Dados Eternos”.

La parte de dios que habla poéticamente en César Vallejo es su propia contradicción, su guerra, su conflicto existencial, factores éstos que definirán su trayectoria poética vital y al final, llegará a ser un poeta fuera de lo común, un poeta impredecible dialéctico por lo tanto lleno de creatividad. Su dios humano, siempre estará presente, a pesar de sus retos, dudas, batallas y su propia identificación con él: / Amada, en esta noche tú te has crucificado / sobre los dos maderos curvados de mi beso / y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado, / y que hay un Viernes Santo mas dulce que ese beso /.

Enfoquemos el dios de Vallejo y encontraremos un poeta enfrentado a un dios representado en las circunstancias del poeta, en su realidad. Un poeta dios enfrentado al poeta hombre o contra el poeta hombre. Le pesa a Cesar Vallejo la imagen divina para explicar su existencia, su parámetro social e ideológico. En este dios al cual el poeta se dirige y reta, le reclamo, lo reduce a un plano inferior y es allí donde él establece la igualdad y la identificación consigo mismo. Lo hace humano como él y el dios ya humano es su yo interior.

César Vallejo, casi conversa con su eternidad y reclama a ese ser a veces amigo, a veces enemigo: / Dios mío si tu hubieras sido hombre, / hoy supieras ser Dios /. Pero tu, que estuviste siempre bien / No sientes nada de tu creación / Y el hombre si te sufres el Dios es él.

Dios y el poeta - el poeta y Dios – ó tal vez un solo ser buscando eternidad. Enfrentamiento existencial, muy personal, entre un ser humano y un ser trascendente, en donde Vallejo absorbe y crea un todo y un único ser, el dios que identifica con él mismo.

La síntesis de toda oposición y toda contradicción en Vallejo es un dios retado y retador, compañero y enemigo que camina con él con su persona y el cual soporta y acepta, como él mismo dice: / el hombre si te sufre el Dos es él. Para este problema aparentemente insoluble, el poeta halla su camino al culpar a Dios y justificar su existencia y su actitud ante la vida, así nos dice: / Yo nací un día / que Dios Estuvo enfermo, / grave.

A pesar de su conflicto el poeta universal permanece, y es ese conflicto el que estimula su impulso creador, el poeta permanece se crece con el tiempo y nos entrega, una obra original, única y universal que hace escuela en nuestra América Latina y el mundo.

Fuente: http://www.literaturadevenezuela.com/html/colaboradores_gracielatorres.html

1 comentario:

AJat1705 dijo...

Excelente articulo, me gusto, sobretodo la manera en la que redactaste, siempre he sido seguidor de Vallejo y me he preguntado muchas veces el porque de su molestia con Dios, hasta incluso llegue a pensar que fuese ateo , pero al toparme con poemas suyos que hablaban de DIos como amigo, no sabia responderme , pero bueno tu articulo dice mucho, muy bueno. Saludos.